La música nos ofrece un sinfín de notas y melodías que se pueden usar y combinar de formas infinitas para dar vida a una canción que no solo significa algo para quien la compone sino también para el que la escucha.

Comunicarse a través de la música es muy difícil pues algunas veces el que escucha no abre del todo sus sentidos y no capta el mensaje que se quiere trasmitir. Este receptor solo escucha la letra bonita o la melodía pegajosa, pero no trata de ir mas allá de lo que oye.
Comunicarse a través de la música es, a mi parecer, un trabajo de parte y parte. Pues si el receptor no trata de escuchar lo que el emisor le quiere contar, esa comunicación se vuelve unilateral. Al igual que cuando el emisor no trasmite nada, es decir, no tiene un propósito diferente al de emitir bellos sonidos, el receptor, que está dispuesto a recibir un mensaje, no obtiene lo que desea y esto lleva a una comunicación incompleta.

Este trabajo pretende mostrar el lado del emisor y su percepción sobre el receptor. Más específicamente, mi percepción, como el comunicador, sobre el receptor, es decir, la gente que me escucha cantar.
Generalmente la gente que me escucha cantar es mi familia o la gente más cercana a mí. Pocas veces me he animado a cantar frente a un gran público y cuándo termino de cantar me parece que mi voz no es suficiente para que el público se interese en la canción.
Cuando me animo a cantar una canción en frente de alguien, siempre trato de escoger una que me llegue al corazón (generalmente una canción pop bien romanticona). Las características de esta canción son que debe hablar de un gran amor y de cómo el cantante lo dio todo por ese sentimiento. O debe hablar de alguien súper enamorado de un imposible, o algo por el estilo.

!!!!LAS CANCIONES DE AMOR SON LO MAXIMO¡¡¡¡
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